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Uso de residuos orgánicos para el cultivo de insectos

El uso de residuos orgánicos, a modo de substrato, se puede entender como una estrategia de doble objetivo, por un lado la valorización de residuos orgánicos y por otro el cultivo y producción de insectos. A día de hoy, la valorización de residuos a través del cultivo de dípteros es una técnica en fase de desarrollo. El éxito comercial de esta estrategia reside en el aprovechamiento de los productos resultantes del proceso de bio-digestión, tales como fertilizantes, piensos y componentes nutricionales para alimentación animal, entre otros que se pueden encontrar en el siguiente diagrama.

diagrama_Residu

La cría artificial de insectos, concretamente dípteros, se realiza a pequeña y gran escala. A pequeña escala, por ejemplo, se crían insectos de elevado valor añadido destinados a la polinización en invernaderos; la producción a gran escala se utiliza para el cultivo de un elevado número de individuos esterilizados, usados para el control de plagas que afectan a cultivos, mediante la técnica de los insectos estériles.

Un aspecto a tener en cuenta es que el uso de insectos para la alimentación animal está restringido en función del tipo de residuo empleado como sustrato. A este sector de producción de insectos se le conoce con el nombre de miniganadería ya que según lo establecido en el reglamento (CE) Nº 1069/2009, los insectos se consideran animales de granja, de modo que existen limitaciones respecto al sustrato empleado en los cultivos, tales como el uso de estiércol o productos alimentarios no comercializables de carne y pescado.

A su vez la unión europea, mediante el reglamento (UE) nº 142/2011, prohíbe el uso del subproducto animal para la alimentación del ganado, sin embargo permite su utilización en la elaboración de piensos para animales no destinados al consumo humano.

La composición y tipo de sustrato empleado para el cultivo condiciona el desarrollo, rendimiento y propiedades de la especie y variedad cultivada. Por este motivo uno de los grandes retos de esta tecnología innovadora es controlar la variabilidad del residuo orgánico empleado como sustrato. En el caso de emplear subproductos de la agricultura o de la industria agroalimentaria, existe la ventaja de que la composición se puede determinar más fácilmente, pero el problema reside en la disponibilidad a lo largo del año debido a su estacionalidad.

Los residuos orgánicos no solo sirven de sustrato nutricional, también pueden emplearse como elementos estructurantes, este es el caso del salvado de trigo o el serrín y virutas de madera.

Cuando se habla del procesado de biomasa larvaria para su comercialización como fuente de proteínas y grasas, un factor relevante es la competencia con otras fuentes de nutrientes consolidadas en el mercado, tales como la soja y las harinas de pescado. Por este motivo la producción eficiente de huevos y la optimización de la digestión larvaria son elementos clave a considerar.

En esta línea Bioflytech, una Empresa de Base Tecnológica de la Universidad de Alicante que se dedica a la investigación y al desarrollo científico técnico de procedimientos y productos relacionados con el cultivo de dípteros, hace selección de especies y variedades óptimas para cada tipo de sustrato, consiguiendo mejoras en la producción y el desarrollo de biomasa larvaria.

Estas técnicas no están exentas de riesgos y deben ser gestionados. Entre ellos se deben considerar los propios del cultivo por posibles enfermedades, patógenos y contaminación por toxinas de las poblaciones de insectos, así como los asociados a los trabajadores, por ejemplo el desarrollo de alergias. También se debe tener en cuenta el riesgo asociado al uso de este tipo de biomasa para la alimentación por la potencial transmisión de enfermedades. El alcance de este riesgo todavía está por determinar, proyectos como PROteINSECT están llevando a cabo estudios de investigación.

Bioflytech ha publicado un artículo científico sobre la conversión de residuos orgánicos en biomasa larvaria, en el que concluye que una buena metodología para la cría artificial, debe empezar por definir tipo de biomasa que se quiere producir, para posteriormente estudiar el tipo de substrato idóneo, con el fin de conocer como la composición de sustrato afecta al contenido de biomasa. Acto seguido, se debe averiguar cuál es la disponibilidad de este residuo/sustrato a lo largo del año en la región de producción. Seguramente la mejor opción será una mezcla seleccionada de residuos del sector agroalimentario.